Salir de clases a las 9pm y volver a casa en Metro es algo que debería ser trivial y en cierta forma lo es. Supongo que a veces la noche te hace sentir lo contrario. De repente se convierte en un acto de impredecibles consecuencias. Se alargan distancias que siempre han sido constantes. Comienzas a mirar por encima de tu hombro. A tratar de ver más allá de la próxima esquina. No debería ser así.
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