Wednesday, June 29, 2011

Brackish

“And Lot's wife, of course, was told not to look back where all those people and their homes had been.  But she did look back, and I love her for that, because it was so human.

So she was turned to a pillar of salt. So it goes.”

 

Excerpt from Kurt Vonnegut’s “Slaughterhouse Five”

Thursday, June 23, 2011

Liner notes de "Ten Silver Drops" - Secret Machines

“Imagine the worst thing you've ever said to a loved one. Now recall the instant you realize you can't take it back. Your stomach drops; your mouth tastes metallic. A short time later you're defiant. That naive, insolent, singular moment is thoroughly explored and set to crystalline music on Ten Silver Drops, the new album from the propulsive trio Secret Machines. Where their debut album Now Here Is Nowhere was tight, spiky, and well-defined, Ten Silver Drops is more spacious-its wide frequency spectrum giving it both frozen peaks and murky depths. Ten Silver drops was mixed with legendary engineer/producer Alan Moulder, who is known for his work with Nine Inch Nails, My Bloody Valentine and Smashing Pumpkins.”

Disappointment

Wait long enough
and you'll watch her
floating down the river,
lonely as a heart attack,
bloated like the Sun.

Sunday, June 19, 2011

El Instante

"Habremos perdido hasta la memoria de nuestro encuentro… y sin embargo nos reuniremos, para separarnos y reunirnos de nuevo, allí donde se reunen los hombres muertos: en los labios de los vivos" ~ Samuel Butler

Friday, June 17, 2011

Este domingo es el día del Padre

Casi nunca tuve a mi padre cerca mientras estuvo vivo. Sin  embargo, sí hubo momentos, no demasiados, en que tuvimos alguna conexión.  Igual supongo que así hubiesen sido muchos tampoco hubieran sido suficientes. 

Recuerdo uno en particular de un día que viajé a Maracay quién sabe por qué razón.  Mis visitas siempre eran un tanto incómodas y consistían en: él sentado detrás de su escritorio haciendo algo y yo al otro lado sentado mirando su biblioteca de lejos mientras hablábamos de todo y de nada.  Sobretodo de nada.  Me preguntaba mi opinión de algunos temas y yo trataba de dar mi respuesta más honesta y sopesada; me preguntaba por mi familia, por mis tíos y tías, me echaba cuentos repetidos de cuando él tenía más trato con ellos; me contaba anécdotas de sus primeros años como piloto de la Fuerza Aérea,.  Anécdotas de algunas arrogancias geniales y a la vez tontas que hizo de joven, que mucho me acuerdan de mi hermano Jarzen.

A veces la visita se intercalaba con gente que venía a hacerle consultas por sus tesis a mi padre.  Mi papá hacía de tutor y además era profesor de una materia que no recuerdo bien. PERT-CPM, algo así. También había silencios en los que sólo se escuchaba su respiración tipo Darth Vader porque tenía la nariz medio jodida. Su cara siempre inmutable y sus exhalaciones a veces largas y profundas, otras veces cortas, seguidas de otras inhalaciones cortas también, de nuevo largas... Mi papá era más observador que hablador pero el sonido de su respiración, el ritmo, te daba idea de lo que estaba pensando, o al menos de su proceso de pensamiento, como si estuviese lentamente colando café.  Sólo que no era café sino su opinión lo que percolaba, con un cuento previo del cuál podías inferir tú mismo lo que él pensaba antes de que te lo dijera, si es que te lo decía.

En esa época yo tenía "problemas de faldas". Él me preguntó por mi novia, y yo que no compartía nada de lo que me pasaba con nadie, o al menos nada relevante, decidí confiarle algo de lo que me estaba pasando. Quién sabe por qué lo hice, quizás estaba muy aburrido y preocupado o hasta hipnotizado por el sonido de su respiración.  Esta vez su pausa para responder no fue tan larga y su respuesta fue mucho más directa.  La verdad no recuerdo mucho qué me dijo.  De hecho, ni siquiera recuerdo bien lo que le conté, pero sí me acuerdo de una frase que en ese momento fue una epifanía para mí.  No sólo me hizo ver desde otra perspectiva lo que me sucedía sino que entendí que él también estuvo en la misma situación que yo alguna vez y hasta más de una vez.  Que le había dedicado largo pensamiento al asunto y que había sacado sus propias conclusiones.  Me dijo: "es una subestimación".  Insisto, ahorita se me escapa de qué estábamos hablando en específico pero ese momento fue importante porque efectivamente me ayudó y aunque no me ayudó a resolver mi problema por completo, me dio una herramienta, otro punto de vista y un punto de encuentro real con él de los que sólo puedo contar con los dedos de las manos.

 

 

Wednesday, June 15, 2011

Cómo leer la poesía (Hanni Ossot)

COMO LEER LA POESÍA

         “Y la estrella viaja con sus piernas de fuente pura”

                                                                                             Henry Corbin

 

 

 

Hace muchos años vi en una revista la cita de un verso de Henry Corbin. En ese momento quedé maravillada y su nombre fue guardado por mí en mi cerebro. Unas semanas atrás mi amigo Alberto Conte me enseñó una traducción de Corbin realizada por Juan Calzadilla y Eugéne Modestine. Se la compré, secretamente emocionada, porque sabía cuán difícil es entrar en contacto con un libro bueno hoy. Desde hace siete días ando con el libro Lejos como un viaje. Si acaso he podido leer siete poemas. Uno por noche. Leo los poemas en alta voz, los transcribo en mi cuaderno como cualquier Pierre Menard, se los leo a mis amigas por teléfono. Corbin me tiene emocionada. No sé cómo es él. Sé que es martiniqueño. No me imagino qué pueda ser  la isla de Martinica, ni lo que se  come allá. Me basta la palabra del poeta. Ahora tengo con quien orar de noche desde la magnificencia.

 

     Me gusta descubrir un poeta. Es tan difícil penetrar en un mundo poético particular que cuando esto sucede resulta un acontecimiento. Una de las cosas más arduas es enseñar a leer poesía y yo lo realizo. La poesía le llega a uno como llega el amor o la fiebre. Por no se sabe qué razones. A veces podemos leer reiteradamente a un poeta y todavía no nos llega. Y es que no estamos preparados para él.  La poesía tiene una duración, un tiempo, un cuajar en nuestra alma que nada tienen que ver con nuestras decisiones.

 

     El lector de poesía debe ser ante todo un lector humilde, pasivo, receptor de riqueza. Por una rara conjunción, el lector tiene que tener la edad del poeta; no la edad cronológica, sino la edad mental, anímica, psíquica.

 

     Hace veintitrés años conocí a Rilke. Fascinada por él quise hacer mi trabajo de grado sobre su obra, pero no pude. Había en ese entonces ciertas imágenes que no comprendía.  Pero no lo abandoné, seguí leyéndolo, con fervor, pasivamente, escuchando…Veinte años después pude escribir diez cuartillas sobre Las Elegías de Duino que constituyen ahora el prólogo a mi traducción. Esto no me desanima. Durante veinte años me ha acompañado un poeta, no cinco poetas, sino uno. También me acompañan dos o tres novelistas. No más. Virginia Wolf, Thomas Mann, Hermann Broch…No son demasiados los libros que uno necesita para volverse sabio.

 

     Ahora tengo un poeta nuevo que me durará probablemente veintitrés años para comprenderlo. Estoy feliz. Esto quiere decir que a los sesenta y cinco  años podré escribir  algo sobre él, si es posible.

 

     Ante mí hay dos versos de Corbin y me fascinan, pero no puedo decir exactamente qué significan, así como no puedo explicar lo que sea un beso:

 

     “ Y los pájaros al desprenderse como hojas cortan

     la cabeza del cazador en la noche”

 

     Leer poesía no es lo mismo que leer novelas o leer el periódico. Cuando leo poesía me encierro en mi cuarto para que no me vean, porque allí  hago muecas, danzo, ondulo, leo en alta voz, me contorsiono como Ulises ante las sirenas, me acuesto en el piso, lloro, es decir, me conecto con lo más profundo del inconsciente. Y eso no se le puede mostrar a nadie. Para ello –como dice Virginia Wolf– es preciso un cuarto propio. No le aconsejo a mis alumnos, por ejemplo, que lean poesía en un carrito por puesto. Porque la poesía es un templo y a ella se va con una vestidura  especial y adecuada. Un velo.

 

     Si a mí se me pidiese un buen consejo sobre como leer poesía diría que ante todo hay que querer leerla. Querer como querencia. Sin mala fe, sin desesperación. Averiguando qué diablos quiso decir el poeta. Porque los poetas son difíciles de leer. Uno puede quedarse veintitrés años con una frase incomprensible y alegrarse por ella…, porque en el fondo casi la comprende. Y así uno manda la razón y la consciencia a paseo. Cada quien sostiene a un poeta.

 

Penélope        

         

Cosidos los ojos

La luna  y el atrio

Tienen por chorro de agua

A la esposa.

 

     Henri Corbin

 

 

De. Cómo leer la poesía – Hani Ossot

Tuesday, June 7, 2011

Muy largo para un tweet

Prefiero caminar al trabajo solo, así puedo ir escuchando música y leer en el Metro, o simplemente guardar silencio y extender el proceso de despertarme. Hoy bajé con mi mamá hasta el centro comercial así que apenas me puse los audífonos llegando a la estación de Metro.  Antes de tomar las escaleras  mecánicas noto a un tipo de traje, calvo, de unos sesenta y pico de años.  El señor tenía un hueco en la cabeza, más bien una hendidura, redonda, profunda.  Una fractura, obvio. Se ve que suele afeitarse la cabeza pero en ese hueco la hojilla o la máquina no llega, así que la fractura tiene pelos, parece como un erizo cóncavo.

Comienzo a imaginar que debe tener algún tipo de limitación motora o de memoria o de alguna habilidad, no porque se aprecie alguna sino porque ese golpe tiene que haberle tocado el cerebro.  Trato de no quedarme viéndolo demasiado tiempo, no es agradable verlo y además no me gusta ser así de imprudente. Trato de adelantarlo en las escaleras pero quedo justo uno o dos peldaños más abajo de él.  Siento que me tocan el brazo, nunca falta un idiota que intente hablarme mientras tengo los audífonos puestos, es lo primero que pienso.  Volteo y para mi sorpresa es el señor del hueco peludo en la cabeza que está diciendo algo.  Como que sí estaba loco después de todo pero trato de no ser pedante y me quito uno de los audífonos y me acerco a ver qué es lo que quiere.

- "Estamos mandando". Me dice con cara muy seria.

No entiendo nada así que le digo "Sí ¿Por qué no?". Concluyo que efectivamente está loco y vuelvo a colocarme mi audífono.  Maldita situación del país que nadie puede estar loco "normal" todo tiene que ver con la fucking política. ¿Lo dijo porque es de oposición y se está evadiendo o el carajo piensa que todo el mundo es chavista? Voy pensando hasta que por fin entiendo que el loco soy yo y que el señor sólo hacía un chiste.  "Estamos mandando", los calvos estamos mandando.  El señor del hueco peludo en la cabeza está más lúcido que yo y puede hacer chistes manteniendo una cara seria a extraños en el Metro. Me río y volteo a verlo de nuevo riéndome apenado. 

Las escaleras por fin llegan a su fin y camino apurado sin ver atrás hasta el torniquete.
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